Si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta que la vida es tan valiosa como un Rubí, pero hay que saber administrarla y aprender de ella para poder entregar alegría de vivir.

Alguna vez nos hemos preguntado ¿Quién soy? ¿Para dónde voy? y ¿Qué estoy haciendo aquí?


Eso de no preguntarse y ni siquiera saber quienes somos y hacia donde vamos, hace que hayamos perdido el sentido de la vida en la gran mayoría de los casos que estamos viviendo en el mundo, la perdida del sentido hace que el mundo esté como está, pero ¿qué es la pérdida del sentido?


Es como ir navegando sin timón, sin carta de navegación y sin brújula, cuando uno pierde el sentido de la vida es como cuando cae el telón, parece que todo termina y no es así, debemos aprender a compartir con los demás nuestras debilidades y aún nuestros fracasos y dificultades, porque a partir de eso el hombre se construye, nosotros somos dos pasos para adelante y uno para atrás, los dos hacia delante son nuestros éxitos, pero nuestros fracasos también nos sirven, nuestras debilidades también nos sirven porque son parte nuestra.


En realidad somos un conjunto de cosas, como una mochila conciente, donde llevamos nuestras virtudes, lo que nos gusta de nosotros, lo que potenciamos cada día, pero también llevamos otra parte donde están nuestras sombras, nuestras debilidades y nuestras carencias, donde muchas veces sin darnos cuenta, perjudicamos nuestro entorno con el cual nos relacionamos, a veces perjudicamos a nuestra familia y a nuestro grupo de trabajo, esas son nuestras zonas oscuras -nuestras falencias y errores-, pero nosotros por nuestro orgullo no queremos aparecer ante los demás con nuestras falencias y errores y gastamos nuestras energías cubriendo nuestras zonas oscuras, por eso a veces sentimos un deterioro y nos sentimos mal con nosotros mismos, nos vemos atrapados en la mitad de un túnel y no sabemos como salir, nos cuesta entender que liberando nuestro orgullo estamos dando un paso adelante y comenzamos a salir.
 
Ya una vez  fuera empezamos a ver las cosas de una manera distinta, nos relacionamos mejor con nuestros amigos, con nuestros jefes, con nuestros compañeros de trabajo, solo así integraremos un buen grupo para trabajar en equipo.


Una de las cosas buenas que tenemos los seres humanos, es que podemos convertir nuestras debilidades en fortalezas si así lo queremos.

Esta vez, voy a relatar la historia de dos personas oriundas de la décima Región y cómo lograron conocerse; los nombraré por seudónimos, a él lo llamaré Delfín y a ella, Sirenita.


Un día, los dos decidieron dejar su tierra natal -debo aclarar que en distintas circunstancias se dirigieron a Santiago- Delfín enfermo tratando de recuperar su salud, Sirenita en busca de nuevos horizontes.

El día 01 de noviembre de 1988, Delfín y Sirenita viajan a sus respectivos lugares de origen con el fin de visitar, él la tumba de su padre en el cementerio de Abato y ella la tumba de su Madre en el cementerio de Loncotoro. Una vez cumplido el objetivo se aprestan para regresar y retomar sus respectivos trabajos en la capital… ninguno de los dos se imaginaba que el destino les tenía preparada una sorpresa.



El día 05 de noviembre del mismo año Delfín se embarca en Puerto Montt en el tren rápido con destino a Santiago, Sirenita se embarca en el mismo tren en la ciudad de Llanquihue, 40 kilómetros más al norte, por esas cosas maravillosas de la vida viajan en el mismo coche y por si esto fuera poco, en los mismos asientos; por lo que Delfín y Sirenita se quedan mirando frente a frente.



En el transcurso del viaje se inicia entre ellos un hermoso idilio que se prolongó por dos años y dos meses, hasta que el día 14 de enero del año 1991 Delfín y Sirenita deciden unir sus vidas en matrimonio y tener un hijo, pero esto no fue posible Dios sabe porqué.





Delfín vive con una penita que en silencio lleva por dentro ya que anhelaba disfrutar con la presencia del hijo deseado, pero al mismo tiempo, Delfín da gracias a Dios por la maravillosa mujer que le ha dado por esposa, trabajadora como pocas, que durante todos estos años a luchado de manera incansable junto a Delfín, y aún en las circunstancias más adversas de la vida a estado a su lado apoyándolo siempre, muchas veces en las que Delfín después de su jornada de trabajo tubo que trabajar en gasfitería hasta las dos y tres de la madrugada Sirenita jamás se durmió esperando a su Delfín para servirle un poco de comida caliente, ella que jamás se doblegó ante la adversidad de la vida en esta ocasión estuvo al borde de sucumbir cuando el 04 de diciembre del año 2008 sufrió un accidente que la mantuvo postrada por dos meses en una silla de ruedas. Ahora en octubre del 2009 aún se desplaza con la ayuda de bastones y solo con la ayuda de Dios están saliendo adelante.

Mis Logros

Un día 18 del mes de Mayo de 1977 a la edad de 33 años, dejé mi casa paterna y mi querida tierra natal TEMBLAPULLI. Me dirigía a Santiago en busca de la cura para una enfermedad que me aquejaba por varios años y que en la ciudad de Puerto Montt no podían descubrir. A mi paso por el camino de tierra, los árboles del bosque se inclinaban al verme pasar y de sus hojas caían gotas de agua como llorando mi partida, así mismo, el cielo dejaba caer una leve llovizna.

Ya en Santiago me di cuenta que me enfrentaba a un mundo desconocido, decidí trabajar en el comercio ambulante, me construí un carro de madera y en la municipalidad de la Granja obtuve un permiso de bazar y confitería, pero al poco tiempo me vi aquejado de una grave enfermedad y estuve hospitalizado. Con eso, perdí todo mis ahorros. Ya no quise seguir con lo mismo y decidí buscar otro trabajo, lo que me era muy difícil debido a mi poco estudio, ya que solo tenía un quinto básico mal cursado, vendí helados en las micros para tener dinero y continuar buscando trabajo; un día me sentí derrotado y decidí regresar a mi tierra sureña, pero un amigo me dio este consejo: “Jamás regreses derrotado a tu tierra, lucha y sale adelante”.





Unos días después me ofrecen trabajo en una empresa de aseo, en la cual, me mantuve por un año, pero todos los días repetía en mi mente “yo no nací para ser un aseador, tengo que salir de aquí”, y por fin el día 29 de Septiembre del año 1979, Dios me concedió ingresar a la administración publica en la Biblioteca Central de la Universidad Técnica del Estado, actualmente Universidad de Santiago de Chile.

A mi ingreso me desempeñé como auxiliar de montacargas recibiendo los libros desde el zócalo para ser prestados a los alumnos en el primer piso y viceversa, los que eran devueltos los enviaba al zócalo. Posteriormente me desempeñé como operador de mimeógrafo imprimiendo las boletas de pedido de libros las mismas que se usan en la actualidad, el año siguiente logré completar mis estudios básicos en el Liceo N D 20 en la comuna de Estación Central. Más adelante me desempeñé como estafeta intercambiando material bibliográfico entre las distintas Bibliotecas de la Universidad de Chile, Universidad Católica, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, etc., tiempo después estuve a cargo de la sección memorias en el depósito de libros donde implanté un sistema de préstamo que se mantuvo hasta que llegó la tecnología con los computadores a nuestra Biblioteca Central; y aún estando allí, fui nombrado Mayordomo interino hasta que el Departamento de Personal, actualmente Recursos Humanos llamó a concurso interno para proveer el cargo de mayordomo en la Biblioteca Central.

Me presenté junto a doce compañeros más, resultando yo como ganador. Luego realicé varios cursos de capacitación. Por mi cuenta, un curso de electrónica de radio y televisión blanco/negro y color, que no fue reconocido por la Universidad porque no tenía cuarto medio, también un curso de gasfitería.




A un llamado de la Universidad completé mi enseñanza media obteniendo una nota final de 6,6. En la actualidad continúo desempeñándome como Mayordomo y a poco tiempo de retirarme con 65 años de edad y 30 años de servicio en la Universidad, satisfecho con los logros y conocimientos alcanzados y agradecido primeramente de Dios y después de la Universidad porque gracias a este trabajo y por supuesto la valiosa ayuda de mi señora, hoy día tengo mi casa propia acá en Santiago, un vehículo y una casa en el sur, en la cual, voy a descansar los años que Dios me conceda de vida junto a mi adorada esposa quien a sido un pilar muy importante en mi vida.



En el mes de febrero del año 2008, tuve el privilegio de asistir con mi familia a un festival costumbrista Huilliche Mapuche en el sector Los Calafates en Pargua Alto a orillas del canal de Chacao, donde se puede disfrutar del bello paisaje junto al mar, además de comidas, bailes y danzas tradicionales, comidas típicas como el milcao, la chochoca, las empanadas, el asado al palo y el curanto en hoyo entre otros.




Este festival es diferente a otros que son organizados por las municipalidades, al que hago mención es organizado directamente por la comunidad Huilliche Mapuche, con quienes me siento identificado, ya que mi apellido paterno Maricahuín es de origen Mapuche y significa diez fiestas a la vez, estoy investigando el nombre del Lonco Maricahuín de quien sería descendiente, y me enorgullece pertenecer a esta raza, la verdadera raíz del pueblo chileno, lamentablemente aún postergado por nuestros gobernantes, quienes aceptan que nos quiten nuestras tierras en forma arbitraria, arrinconándonos más y más.


Tal vez desean conseguir nuestra total extinción como aconteció con los Yaganes, los Onas y otros cuando llegaron los extranjeros a esas latitudes afinaban su puntería sobre los indígenas, dándoles muerte uno a uno hasta lograr su exterminio sin que nadie hiciera nada para terminar con este abuso de poder y que lamentablemente en nuestros días aún continúa. Perdonen por lo que acabo de escribir pero precisamente en el lugar donde se realiza este Festival tan hermoso se les a otorgado permiso a extranjeros quienes han construido fabricas procesadoras de algas marinas para la fabricación de alimento para peces, quitándole sus tierras y atropellando a la comunidad indígena que allí existe, tierras que legítimamente les pertenecen, ya que fueron heredadas del Lonco Maricahuín.


NOTA: A continuación, una breve reseña del Calafate y la Chochoca.


El Calafate es un arbusto que crece tanto en el sur de chile como en el sur de Argentina, posee flores de color amarillo y bayas de color violáceo oscuro, su fruto posee altas propiedades antioxidantes, concentración de vitaminas C y E, betacaroteno y minerales como Selenio, Magnesio y sing. Aclaración En Internet aparece que el calafate es el mismo Mechai, Falso ya que son dos arbustos totalmente distintos.




La Chochoca es una masa de papas crudas, a la papa se le extrae el cuero, luego se ralla, a esa ralladura se le exprime en un genero hasta extraerle toda el agua, la masa obtenida se puede mezclar con chicharrones molidos, luego se adhiere en un palo redondo como el uslero de un metro y medio de largo que se conoce como palo chochoquero, luego se asa en el fuego hasta que la masa esté dorada, se le pasa manteca de cerdo o mantequilla se corta en pequeños trozos y está listo para servir. Su nombre no se sabe si es de origen quechua o mapuche.

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