El Encuentro

Esta vez, voy a relatar la historia de dos personas oriundas de la décima Región y cómo lograron conocerse; los nombraré por seudónimos, a él lo llamaré Delfín y a ella, Sirenita.


Un día, los dos decidieron dejar su tierra natal -debo aclarar que en distintas circunstancias se dirigieron a Santiago- Delfín enfermo tratando de recuperar su salud, Sirenita en busca de nuevos horizontes.

El día 01 de noviembre de 1988, Delfín y Sirenita viajan a sus respectivos lugares de origen con el fin de visitar, él la tumba de su padre en el cementerio de Abato y ella la tumba de su Madre en el cementerio de Loncotoro. Una vez cumplido el objetivo se aprestan para regresar y retomar sus respectivos trabajos en la capital… ninguno de los dos se imaginaba que el destino les tenía preparada una sorpresa.



El día 05 de noviembre del mismo año Delfín se embarca en Puerto Montt en el tren rápido con destino a Santiago, Sirenita se embarca en el mismo tren en la ciudad de Llanquihue, 40 kilómetros más al norte, por esas cosas maravillosas de la vida viajan en el mismo coche y por si esto fuera poco, en los mismos asientos; por lo que Delfín y Sirenita se quedan mirando frente a frente.



En el transcurso del viaje se inicia entre ellos un hermoso idilio que se prolongó por dos años y dos meses, hasta que el día 14 de enero del año 1991 Delfín y Sirenita deciden unir sus vidas en matrimonio y tener un hijo, pero esto no fue posible Dios sabe porqué.





Delfín vive con una penita que en silencio lleva por dentro ya que anhelaba disfrutar con la presencia del hijo deseado, pero al mismo tiempo, Delfín da gracias a Dios por la maravillosa mujer que le ha dado por esposa, trabajadora como pocas, que durante todos estos años a luchado de manera incansable junto a Delfín, y aún en las circunstancias más adversas de la vida a estado a su lado apoyándolo siempre, muchas veces en las que Delfín después de su jornada de trabajo tubo que trabajar en gasfitería hasta las dos y tres de la madrugada Sirenita jamás se durmió esperando a su Delfín para servirle un poco de comida caliente, ella que jamás se doblegó ante la adversidad de la vida en esta ocasión estuvo al borde de sucumbir cuando el 04 de diciembre del año 2008 sufrió un accidente que la mantuvo postrada por dos meses en una silla de ruedas. Ahora en octubre del 2009 aún se desplaza con la ayuda de bastones y solo con la ayuda de Dios están saliendo adelante.

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