El Adiós


Septiembre 1979 - Febrero 2010, han sido 30 años de ardua labor en la Universidad de Santiago de Chile, años que no fueron fáciles en mi trabajo como mayordomo, durante este tiempo debí  soportar persecuciones, envidias, traiciones, sumarios injustos, donde no se ha tocado la raíz sino solamente las ramas las que son fáciles de cortar y no quieren ver que el problema se encuentra en las raíces… que no son profundas sino superficiales y en esas condiciones no son capaces de nutrir el árbol para darle vida.


Bueno solo espero que esto cambie, pese a todo, un día me puse la camiseta de la Universidad y trabajé con ahínco durante estos años hasta ahora, que llegó el momento de retirarme. Me voy con la satisfacción de haber cumplido con el objetivo -por lo menos así lo creo-, así mismo quiero agradecer a todas las personas que han reconocido mi labor realizada todos estos años, gracias doy también a las personas que el año 2006 hicieron posible mi asistencia al congreso Inter universidades en Concepción en el que obtuve conocimientos valiosos, agradezco a mi jefa Sra. Mabel Miranda con quien peleamos muchas veces pero siempre coordinamos bien los trabajos hasta lograr el objetivo.

Me despido de todos mis compañeros en general que durante este tiempo hemos trabajado juntos y hemos compartido el dolor por aquellos que nos dejaron en forma repentina dejando un profundo vacío entre nosotros, por último les pido disculpas a todos los que de una u otra manera les pude haber causado algún mal rato, compañeros les deseo lo mejor en este año y en los años venideros los llevaré siempre en mis recuerdos.

 Adiós a todos

AMI el niño de las estrellas.                                                         

CAICAEN

La comuna de Calbuco se encuentra ubicada a 56 kilómetros de Puerto Montt en la Décima Región, era un archipiélago formado por 14 islas, éstas eran Calbuco-Huar-Puluqui-Chidhuapi-Tabón-Mayelhue-Lin-Quenu-Quihua-Hapiabtao-Chaulin-Caicué-


Tautíl-y Queulín. En la actualidad se mantienen 13 islas porque la isla de Calbuco dejó de serlo el 15 de mayo del año 1966, fecha en que fue inaugurado el piedraplen en una longitud de 240 metros con el cual, quedó unida al continente.



Calbuco tiene una superficie de 6,5 km2, según la carta de don Alonso de Rivera gobernador de Chile en aquella época y enviada a su majestad el Rey de fecha 14 de abril del año 1604, la fecha más exacta de su fundación habría ocurrido el día 8 de mayo del Año 1603 bajo el nombre original Caicaen. Fue rebautizada con el nombre de Real fuerte de San Miguel en el año 1604 por don Francisco Hernández Ortiz Pizarro. Posteriormente en una expedición de un grupo de españoles e indígenas al ver el agua exclamaron kalfuko kalfuko que en mapudungun significa agua azul, desde entonces se llama Calbuco.



En la actualidad el sector sur poniente continúa llamándose Caicaen, en mapudungun kaiquen nombre de un ave parecida al ganso silvestre. Esta hermosa ciudad el día 31 de enero del año 1943 fue devastada casi por completo por un voraz incendio que estalló a eso de las 15:00 hrs. según me contaba mi padre Don José Leonardo Maricahuín Figueroa quien se encontraba en la ciudad ese fatídico día, era un día despejado y caluroso con un fuerte viento sur cuando escucha la alarma de incendio de la única compañía de bomberos que existía en la ciudad, poco después ve las gigantescas lenguas de fuego que se elevaban hacia lo alto, me comentó que era tal la fuerza de las llamas que los techos de la casas explotaban violentamente y cuando esto sucedía en las tiendas, rollos de género ardiendo eran lanzados hacia el espacio y en el aire se extendían cayendo en otros sectores propagando aún más el fuego.


Más tarde llega desde Puerto Montt la escampavía Yelcho trayendo a bordo dos compañías de bomberos quienes después de una ardua lucha instalan las bombas en la playa extrayendo agua del mar con la que atacan el fuego, logrando en las horas siguientes detener su avance logrando su extinción total.



Así mismo, me comentaba mi padre que ese día y el siguiente el mar se poblaba de embarcaciones a vela que se dirigían al pueblo de Carelmapu, donde el día 2 de febrero se celebra la tradicional fiesta católica en honor a la virgen de candelaria o de las candelas, por este motivo gran parte de éstas recalaban en la ciudad con la finalidad de comprar velas y tal vez, temiendo por una próxima alza en los precios de este artículo nadie quiso venderlos, por lo que, posteriormente se comentó en la ciudad y sus alrededores que dicho incendio habría sido un castigo.

Si nos ponemos a pensar, nos daremos cuenta que la vida es tan valiosa como un Rubí, pero hay que saber administrarla y aprender de ella para poder entregar alegría de vivir.

Alguna vez nos hemos preguntado ¿Quién soy? ¿Para dónde voy? y ¿Qué estoy haciendo aquí?


Eso de no preguntarse y ni siquiera saber quienes somos y hacia donde vamos, hace que hayamos perdido el sentido de la vida en la gran mayoría de los casos que estamos viviendo en el mundo, la perdida del sentido hace que el mundo esté como está, pero ¿qué es la pérdida del sentido?


Es como ir navegando sin timón, sin carta de navegación y sin brújula, cuando uno pierde el sentido de la vida es como cuando cae el telón, parece que todo termina y no es así, debemos aprender a compartir con los demás nuestras debilidades y aún nuestros fracasos y dificultades, porque a partir de eso el hombre se construye, nosotros somos dos pasos para adelante y uno para atrás, los dos hacia delante son nuestros éxitos, pero nuestros fracasos también nos sirven, nuestras debilidades también nos sirven porque son parte nuestra.


En realidad somos un conjunto de cosas, como una mochila conciente, donde llevamos nuestras virtudes, lo que nos gusta de nosotros, lo que potenciamos cada día, pero también llevamos otra parte donde están nuestras sombras, nuestras debilidades y nuestras carencias, donde muchas veces sin darnos cuenta, perjudicamos nuestro entorno con el cual nos relacionamos, a veces perjudicamos a nuestra familia y a nuestro grupo de trabajo, esas son nuestras zonas oscuras -nuestras falencias y errores-, pero nosotros por nuestro orgullo no queremos aparecer ante los demás con nuestras falencias y errores y gastamos nuestras energías cubriendo nuestras zonas oscuras, por eso a veces sentimos un deterioro y nos sentimos mal con nosotros mismos, nos vemos atrapados en la mitad de un túnel y no sabemos como salir, nos cuesta entender que liberando nuestro orgullo estamos dando un paso adelante y comenzamos a salir.
 
Ya una vez  fuera empezamos a ver las cosas de una manera distinta, nos relacionamos mejor con nuestros amigos, con nuestros jefes, con nuestros compañeros de trabajo, solo así integraremos un buen grupo para trabajar en equipo.


Una de las cosas buenas que tenemos los seres humanos, es que podemos convertir nuestras debilidades en fortalezas si así lo queremos.

Esta vez, voy a relatar la historia de dos personas oriundas de la décima Región y cómo lograron conocerse; los nombraré por seudónimos, a él lo llamaré Delfín y a ella, Sirenita.


Un día, los dos decidieron dejar su tierra natal -debo aclarar que en distintas circunstancias se dirigieron a Santiago- Delfín enfermo tratando de recuperar su salud, Sirenita en busca de nuevos horizontes.

El día 01 de noviembre de 1988, Delfín y Sirenita viajan a sus respectivos lugares de origen con el fin de visitar, él la tumba de su padre en el cementerio de Abato y ella la tumba de su Madre en el cementerio de Loncotoro. Una vez cumplido el objetivo se aprestan para regresar y retomar sus respectivos trabajos en la capital… ninguno de los dos se imaginaba que el destino les tenía preparada una sorpresa.



El día 05 de noviembre del mismo año Delfín se embarca en Puerto Montt en el tren rápido con destino a Santiago, Sirenita se embarca en el mismo tren en la ciudad de Llanquihue, 40 kilómetros más al norte, por esas cosas maravillosas de la vida viajan en el mismo coche y por si esto fuera poco, en los mismos asientos; por lo que Delfín y Sirenita se quedan mirando frente a frente.



En el transcurso del viaje se inicia entre ellos un hermoso idilio que se prolongó por dos años y dos meses, hasta que el día 14 de enero del año 1991 Delfín y Sirenita deciden unir sus vidas en matrimonio y tener un hijo, pero esto no fue posible Dios sabe porqué.





Delfín vive con una penita que en silencio lleva por dentro ya que anhelaba disfrutar con la presencia del hijo deseado, pero al mismo tiempo, Delfín da gracias a Dios por la maravillosa mujer que le ha dado por esposa, trabajadora como pocas, que durante todos estos años a luchado de manera incansable junto a Delfín, y aún en las circunstancias más adversas de la vida a estado a su lado apoyándolo siempre, muchas veces en las que Delfín después de su jornada de trabajo tubo que trabajar en gasfitería hasta las dos y tres de la madrugada Sirenita jamás se durmió esperando a su Delfín para servirle un poco de comida caliente, ella que jamás se doblegó ante la adversidad de la vida en esta ocasión estuvo al borde de sucumbir cuando el 04 de diciembre del año 2008 sufrió un accidente que la mantuvo postrada por dos meses en una silla de ruedas. Ahora en octubre del 2009 aún se desplaza con la ayuda de bastones y solo con la ayuda de Dios están saliendo adelante.

Mis Logros

Un día 18 del mes de Mayo de 1977 a la edad de 33 años, dejé mi casa paterna y mi querida tierra natal TEMBLAPULLI. Me dirigía a Santiago en busca de la cura para una enfermedad que me aquejaba por varios años y que en la ciudad de Puerto Montt no podían descubrir. A mi paso por el camino de tierra, los árboles del bosque se inclinaban al verme pasar y de sus hojas caían gotas de agua como llorando mi partida, así mismo, el cielo dejaba caer una leve llovizna.

Ya en Santiago me di cuenta que me enfrentaba a un mundo desconocido, decidí trabajar en el comercio ambulante, me construí un carro de madera y en la municipalidad de la Granja obtuve un permiso de bazar y confitería, pero al poco tiempo me vi aquejado de una grave enfermedad y estuve hospitalizado. Con eso, perdí todo mis ahorros. Ya no quise seguir con lo mismo y decidí buscar otro trabajo, lo que me era muy difícil debido a mi poco estudio, ya que solo tenía un quinto básico mal cursado, vendí helados en las micros para tener dinero y continuar buscando trabajo; un día me sentí derrotado y decidí regresar a mi tierra sureña, pero un amigo me dio este consejo: “Jamás regreses derrotado a tu tierra, lucha y sale adelante”.





Unos días después me ofrecen trabajo en una empresa de aseo, en la cual, me mantuve por un año, pero todos los días repetía en mi mente “yo no nací para ser un aseador, tengo que salir de aquí”, y por fin el día 29 de Septiembre del año 1979, Dios me concedió ingresar a la administración publica en la Biblioteca Central de la Universidad Técnica del Estado, actualmente Universidad de Santiago de Chile.

A mi ingreso me desempeñé como auxiliar de montacargas recibiendo los libros desde el zócalo para ser prestados a los alumnos en el primer piso y viceversa, los que eran devueltos los enviaba al zócalo. Posteriormente me desempeñé como operador de mimeógrafo imprimiendo las boletas de pedido de libros las mismas que se usan en la actualidad, el año siguiente logré completar mis estudios básicos en el Liceo N D 20 en la comuna de Estación Central. Más adelante me desempeñé como estafeta intercambiando material bibliográfico entre las distintas Bibliotecas de la Universidad de Chile, Universidad Católica, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, etc., tiempo después estuve a cargo de la sección memorias en el depósito de libros donde implanté un sistema de préstamo que se mantuvo hasta que llegó la tecnología con los computadores a nuestra Biblioteca Central; y aún estando allí, fui nombrado Mayordomo interino hasta que el Departamento de Personal, actualmente Recursos Humanos llamó a concurso interno para proveer el cargo de mayordomo en la Biblioteca Central.

Me presenté junto a doce compañeros más, resultando yo como ganador. Luego realicé varios cursos de capacitación. Por mi cuenta, un curso de electrónica de radio y televisión blanco/negro y color, que no fue reconocido por la Universidad porque no tenía cuarto medio, también un curso de gasfitería.




A un llamado de la Universidad completé mi enseñanza media obteniendo una nota final de 6,6. En la actualidad continúo desempeñándome como Mayordomo y a poco tiempo de retirarme con 65 años de edad y 30 años de servicio en la Universidad, satisfecho con los logros y conocimientos alcanzados y agradecido primeramente de Dios y después de la Universidad porque gracias a este trabajo y por supuesto la valiosa ayuda de mi señora, hoy día tengo mi casa propia acá en Santiago, un vehículo y una casa en el sur, en la cual, voy a descansar los años que Dios me conceda de vida junto a mi adorada esposa quien a sido un pilar muy importante en mi vida.

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